XAGAR

Hitz Galduen Topagunea

Pinganillos, sonotone, y a copiar

Ya ha comenzado el periodo de exámenes y, con él, la picaresca de los alumnos que optan por las conocidas "chuletas". Las nuevas tecnologías pisan fuerte, aunque persisten los métodos tradicionales.

El tradicional arte entre las manos de confeccionar "chuletas" para los exámenes pelea con el avance de la electrónica. Los estudiantes crecen de modo paralelo a las nuevas tecnologías y esto sirve para que apliquen las últimas novedades a la picaresca en las aulas. Se exprimen la mente para copiar en las pruebas del final del semestre y utilizan desde pinganillos hasta sonotones pasando por reglas grabadas o transparencias, cualquier método parece válido.

No obstante, los profesores están alerta y no siempre se sale airoso de la trama.

En la Universidad de Navarra, algunos docentes ya se han enfrentado a habilidades dignas de comentar. "Vi a una alumna cerca de la entrada de los aseos con un auricular en la oreja conectado a un teléfono móvil", recuerda Idoia Portilla, profesora de Estadística. "La chica estaba leyendo un tema de Historia y no me oyó llegar. Cuando levantó la mirada, se calló de repente". Con ayuda de la entonces vicedecana, Mónica Herrero (hoy decana), comprobaron que estaba dictando a una amiga que realizaba un examen en un aula contigua.

Otra de las técnicas más impactantes la recuerda Rufino Goñi, profesor de Estructura de la Escuela de Arquitectura. "Dos alumnos copiaron con ayuda de un sonotone", asegura. Estos aparatos se emplean para ampliar el sonido en personas con deficiencia auditiva. En el caso de que una persona sin problemas de oído utilice este aparato, podrá escuchar susurros con verdadera nitidez. La parte negativa de esta práctica fue que el alumno perdió la mitad de audición porque a otro compañero se le cayó un libro y el ruido sordo se multiplicó en su oído hasta producirle daños irreversibles.

Aún así, los profesores tienen sus propios trucos para interceptar a estos pequeños tramposos. Utilizan los teléfonos móviles para hacerse llamadas perdidas entre los adjuntos que vigilan las pruebas y provocar así posibles interferencias. "Buscamos alumnos que se lleven las manos al oído", explican desde la Universidad de Navarra.



Métodos caseros

Pero más allá de las tecnologías y sus riesgos, las estrategias de toda la vida siguen funcionando: chuletas de papel, mensajes ocultos en bolígrafos, escritos en transparencias o pequeños apuntes bajo relojes y pulseras. "En mis diez años como educador nunca había pillado una chuleta hasta enero del año pasado", indica Alfonso Vara, profesor de Economía. En esta ocasión, el alumno (1º de Periodismo) había grabado en una regla el temario de la asignatura. "Le pilló uno de mis ayudantes. Es muy extraño ver una regla en una prueba teórica". El alumno pidió perdón al docente, quien le envió directamente a septiembre.

Otra de las fórmulas mágicas para copiar, si se dispone de un aula contigua y el suficiente calor como para abrir las ventanas, es utilizar los cristales como espejo. "En un examen de dibujo dos alumnos realizaron una prueba casi perfecta. El truco consistía en que un compañero les iba indicando cómo dar el siguiente paso a partir de unas láminas para resolver el ejercicio", apunta Goñi. Y por supuesto, el cambiazo. El método se basa en tener redactados varios temas bajo la mesa y sacar el adecuado cuando el profesor se descuida. "Es complicado porque suelen hacer marcas en los folios que nos entregan", afirma un alumno.

3 comentarios:

Oso ondo idazteek, eh?

Jajajajaja.

 

ez dek neria! periodikokua dek, bazekiat badakikela, baino bueno, argitzearren.

 

¿Como es posible que sigan usando estos aparatos en el Senado con el coste que eso conlleva?